Situaciones propias de la inestabilidad económica en Argentina y la histórica falta de fiscalización en territorio chileno son elementos que generan distorsiones en la operación  del transporte internacional. De ambos lados de la frontera se escuchan los descargos.

En los ‘90 había más de 15.000 camiones chilenos en transporte internacional. Hoy no superan los 2.000.

La depreciación de más de 100% del peso argentino respecto del dólar ha generado condiciones idílicas para los transportistas trasandinos.

La falta de fiscalización del peso de la carga en suelo chileno, que en Argentina tiene autorizado hasta 52.5 toneladas, es un elemento que influye en la competitividad.

El largo de los equipos usados en Argentina, así como la opción del intercambio de tracción entre empresas de la misma bandera del Mercosur también incidiría en condiciones de desventaja para transportistas chilenos.

“Transitan legalmente por Argentina con 52,5 toneladas y al ingresar a nuestro país, como no hay fiscalización, circulan libremente con más carga. El cliente, finalmente, va a preferir un servicio donde puede llevar más, por la misma tarifa” Juan Monasterio, presidente Agetich.

“Tendríamos que juntarnos con el Ministro de Transporte y Vialidad de Chile para ver si ellos se acoplarían a nuestra nueva normativa que incluye la escalabilidad. Creo que tranquilamente tenemos que ponerlo en la agenda de la nueva reunión bilateral con Chile”, Mario Eliceche, presidente FADEEAC

La complejidad de coordinar la burocracia de varios países para que el transporte internacional se desarrollo en un escenario donde la competencia sea justa, ha sido un lastre histórico. Pero, en la actualidad, hay situaciones puntuales que complican a las empresas chilenas que participan de esta industria, respecto de sus pares, principalmente los argentinos.

Que la cantidad de camiones chilenos en este nicho haya bajado de más de 15.000 en los años ’90 a menos de 2.000 en la actualidad es reflejo de que la tarea se ha puesto cuesta arriba.

Distorsiones

Claramente, al momento de competir con grandes mercados y, por ende, compañías gigantescas de Brasil y Argentina, los empresarios chilenos deben ingeniárselas para ser más eficientes, pero hay varios factores, algunos más controlables que otros, que están haciendo ruido en este segmento.

En lo más inmediato, la contingencia económica argentina ha favorecido a los transportistas trasandinos. Como el mercado del transporte internacional opera en dólares, la devaluación del peso argentino, que pasó de 18 a 40 respecto de la divisa estadounidense, implica una gran ganancia que se traspasa a tarifa. Si bien esto se compensa con una inflación que ha llegado casi al 50%, con un incremento de los sueldos para conductores y empleados, el diferencial continúa siendo importante.

Siendo práctico, es como si el dólar en Chile se disparara a $1.300 cuando los costos se han calculado  a $670.

Pero esas son las reglas del juego, y así lo asumen entre los transportistas locales. No obstante, les preocupan otros aspectos que distorsionan la operación y donde hay un denominador común: falta de fiscalización en el territorio chileno.

Un factor que ha incidido recientemente es la mayor tolerancia de peso para los camiones argentinos, que es de 52,5 toneladas, respecto de las 45 que existen en Chile.

“Esto implica que transitan legalmente por Argentina con ese peso y al ingresar a nuestro país, como no hay fiscalización, circulan libremente con más carga. El cliente, finalmente, va a preferir un servicio donde puede llevar más, por la misma tarifa. El problema se incrementa porque la configuración de esos equipos para 52,5 toneladas es la misma que para 45, por lo que no se puede determinar la falta, salvo pesándolo”, comenta Juan Monasterio, presidente de Agetich.

Paradojalmente, en el Puerto Terrestre de Los Andes hay una romana que estaba incorporada en la licitación cuando se construyo, pero que no se utiliza.

A eso se suma, por el contrario, que Argentina sí fiscaliza a los camiones chilenos. Es más, exige que sus equipos sean pesados vacíos en Mendoza y queda asignada una tara específica para cada vehículo, asociada a la patente. Luego, al momento de hacer tomar el peso total en un viaje, si hay un diferencial de la carga o del propio equipo, los multan.

“Una gran diferencia es que carabineros acá, cuando controla, ve que se cumpla la ley del tránsito, pero no están preparados los funcionarios para un análisis más profundo de otras normativas, en cambio los gendarmes argentinos se las saben por libro”, agrega Monasterio.

De parte de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) también hacen sus descargos y son lúdicos para explicarse.

“Que haya rivalidades en la competencia se da más desde lo folklórico, lo trasladaría al futbol por el color de la camiseta. Entiendo que no tendría que haber diferencias en la competencia o la fiscalización. Tenemos que aprender de Chile cómo fiscaliza, y todavía creo que Chile debería fiscalizar más”, exponeMario Eliceche, presidente de la entidad.

Agrega que se han tenido reuniones con el Ministro de Transporte de Argentina, donde han  hecho hincapié en que se fiscalice más y mejor en el lado argentino, para evitar que circulen camiones que no están en condiciones, choferes sin la documentación adecuada, y evitar así la competencia desleal.

“Tendríamos que juntarnos con el Ministro de Transporte y Vialidad de Chile para ver si ellos se acoplarían a nuestra nueva normativa que incluye la escalabilidad. Chile tiene muchos camiones ya escalados porque usan el modelo de 6×2 en la cabeza tractora y los tres ejes en el remolque. Eso quiere decir que un camión chileno puede circular en Argentina con 52 toneladas, pero cuando cruza a Chile está fuera de las normas. Creo que tranquilamente tenemos que ponerlo en la agenda de la nueva reunión bilateral con Chile” apunta.

Empresas chilenas

Otro aspecto que ha favorecido a los trasandinos, y que es absolutamente legal, es la posibilidad de crear empresas en Chile y así tienen los mismos beneficios tributarios que los transportistas chilenos, como devolución del IVA Exportador y reintegro del Impuesto Específico.

El problema se genera, cuando por la falta de control, ese mismo empresario, que tiene otra empresa en Argentina, por ejemplo, carga petróleo para esos vehículos en Chile, obteniendo la devolución del específico.

A eso se suma otro factor que demuestra cómo están más adelantados en su organización los transportistas argentinos y brasileños.

Ellos tienen, legalmente, la opción del intercambio de tracción entre países y entre empresas de la misma bandera.

“En la práctica un tracto de una empresa A, puede llevar un equipo de una empresa B sin problemas en esos países y, al ingresar a Chile, como no hay fiscalización, pueden continuar. La normativa local no nos permite hacer lo mismo acá y, como no pertenecemos al Mercosur, tampoco tenemos el beneficio fuera de nuestras fronteras. Como en Argentina sí controlan, nos enfrentamos a una situación de desigualdad en la gestión”, argumenta el presidente de Agetich.

Otro tema que está haciendo ruido se refiere al largo de los equipos. Mientras la norma establece un largo máximo en Chile de 18,60 metros entre parachoque y parachoque, al otro lado de la cordillera se superan los 20 metros, lo que permite llegar a los 30 palets, es decir, más carga por la misma tarifa.

Lo paradójico es que los equipos que trasladan vehículos están autorizados hasta 22,50 metros.

“Han existido acercamientos con agrupaciones gremiales argentinas y autoridades chilenas, aunque es complejo porque involucra a Transportes, el Mop, aduana y otros organismos. Pero lo más importante para nosotros es que se fiscalice, como se hace en otros países, y se transparenten las condiciones. Que la cancha sea pareja para todos”, concluye Juan Monasterio, presidente de la Agetich.

Mientras, en la FADEEAC, también exponen sus argumentos. “Si hay una diferencia entre la realidad de los transportistas chilenos y los argentinos son los costos impositivos. El transportista argentino tiene medios mecánicos y maquinarias. Camiones de última generación hay en ambos países. ¿Dónde se ve la diferencia? Sobre el impuesto específico que acá es el ITC, se puede tomar el 45% y en Chile se toman el 80. La carga social en Chile es mucho menor en Argentina, entre el 22 y 23 por ciento, y en Argentina es el 43, casi el doble. Por los insumos, llámese neumáticos, se tributa casi un 38 por ciento más que Chile. Estamos en desventaja desde ese lugar”, indica Mario Eliceche.