Tiene la mayor participación en esta empresa de transporte urbano en Rancagua y ha sabido darle un sello de eficiencia y modernidad. También tiene varias ideas de mejora para el futuro, incluido incorporar buses eléctricos.
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Quizás estamos acostumbrados a conocer más detalles de la estructura del transporte público en Santiago con el proceso TranSantiago-RED, pero en regiones las reglas son distintas y el sistema mezcla algo de ese romanticismo de las micros antiguas con algunas exigencias de modernidad.
José Zúñiga lo ha entendido así y durante toda su vida de empresario del transporte urbano ha sabido estar un paso adelante, manteniendo una visión propositiva e innovadora.
De hecho, cuenta que evaluó incorporar buses eléctricos, incluso antes de que se implementaran en la capital, pero los números no daban sin un apoyo gubernamental. Porque una cosa es querer ir mejorando, pero también se debe hacer con los pies en la tierra en un negocio “que cada vez se torna más complejo, con menos márgenes y donde ser eficiente es lo que te permite seguir avanzando”, según explica.

Entre fierros
Como muchos transportistas, su pasión por este trabajo surgió desde pequeño porque su padre, de igual nombre, tenía micros. No obstante, fue el único de los seis hijos que decidió continuar en el rubro que conoció cuando tenía nueve años. Previamente su padre tuvo uno carnicería.
De esa época echa de menos la estabilidad. “Antes había más días buenos que malos y hoy es al revés”, comenta. Sin embargo, no piensa en abandonar este rubro. “Para mí Cordillera Bus es como un hijo, con las cosas buenas y malas, y no me imagino haciendo algo distinto”, apunta.
Uno de los primeros pasos relevantes que dio, fue salir de la estructura tradicional de una asociación de microbuses para crear una empresa, una sociedad anónima.
Posee el 72% de esta compañía que suma 69 máquinas en el Grupo 600, que realizan los recorridos 601, 602 y 603 en Rancagua. Algunos buses son propios, otros de sus socios y un porcentaje menor trabaja prestando servicios pagando una planilla diaria.
Hace un año dio un paso relevante en la modernización de la flota al incorporar 14 máquinas Geobus Draft, lo que ha sido bien evaluado por sus pasajeros y da un valor agregado a un servicio que debe competir con un creciente parque de autos colectivos.
“La decisión de comprar Geobus pasa primero por el precio, es casi un 30% más barato que vehículos equivalentes, y la tecnología china ya ha demostrado que es muy similar a la más tradicional. Vienen con motores Cummins, que son chinos, pero ya con más de 50.000 kilómetros no han tenido mayores problemas. Me dieron una buena garantía y, ante cualquier requerimiento, hay una respuesta rápida de los ejecutivos. Además, es fácil encontrar repuestos en el mercado”, comenta José Zúñiga.
Es tal su pasión por los fierros que divide su jornada medio día en la oficina coordinando la operación, para luego cambiarse de ropa y enfundarse un mameluco para realizar, él mismo, la mantención de las máquinas.
“Es algo que siempre me ha gustado. No estudié mecánica y lo que aplico es solo fruto de los años de experiencia en esto. Sirve para mantener un mayor control y también me ayuda para ‘desestresarme’ un poco. Cuando son detalles más de la parte eléctrica, pedimos ayuda externa”, enfatiza.
Todavía funcionan con el tradicional sistema de corte de boletos, aunque su intensión es incorporar el boleto electrónico y, en el mediano plazo, aspirar a tarjetas de prepago, pero para ello necesita que todo el sistema de transporte de Rancagua este coordinado.
Su desafío es mejorar la frecuencia, pero juega en contra la red vial con calles muy estrechas y con muchos tacos en las horas punta. La solución es incorporar más máquinas. Sin embargo, eso implica repartir entre más la ya acotada “torta”, lo que obliga a ser más eficientes y atractivos que la competencia para sus usuarios.
Cuentan con cámaras para velar por la seguridad de los pasajeros en los buses y tienen unas cómodas instalaciones en el sector del camino San Ramón, cerca de la ex Ruta 5.
Sobre el futuro, se proyecta algunos años más al mando de Cordillera Bus, aunque ve que ninguno de sus cinco hijos quiere seguir sus pasos. “Ellos ven que esto es muy sacrificado. Tienes que trabajar de lunes a domingo y apenas tienes tiempo para otras cosas o tomarte un descanso”, detalla.
Lo que sí tiene claro es que en el mediano plazo quiere dar ese importante paso para incorporar buses eléctricos, también con la asesoría de Geobus.