Así la bautizaron sus correligionarios de Evópoli, nombre que asume con gracia. Con más distancia, eso sí, Gloria Hutt toma a quienes la han candidateado como carta presidencial.

Como ministra, cumplió un año, al igual que RevistaT, y nos recibió, en exclusiva, para conocer detalles de este recorrido que ha sido todo terreno. 

El pasado 22 de enero, Gloria Hutt lo recordará como un día muy anecdótico.

Siguiendo su buen gusto que, incluso, la llevó  tener una tienda de vestuario en Alonso de Córdova, donde vendía sus propios diseños, asistió a la inauguración de la Línea 3 del Metro con un elegante cintillo que coronaba su vestimenta. Este, incluso, causó revuelo en Twitter.

A primeras luces puede sonar banal, pero en esa jornada se ratificó simbólicamente cómo la ciudadanía ha validado a esta mujer que ya había dejado su huella en el mundo del transporte como subsecretaria y que cumplió varios hitos en su primer año al mando de la cartera.

Ese evento significó que sus correligionarios de Evópoli la bautizaran como Queen Gloria, y, en su estilo, lejos de molestarse, se lo toma con humor.

“Me gusta, lo encuentro gracioso. Es una cosa divertida y es propio de un grupo de personas que tienen muy buen sentido del humor y con quienes he compartido mucho los últimos años, ya que tenemos una visión de cómo hacer las cosas que me tiene muy contenta y satisfecha”, cuenta risueña.

-Pero, la inauguración del metro también fue la oportunidad en que su nombre comenzó a sonar como presidenciable.

Eso me sorprende. Cuando leo esos comentarios me cuesta creer que se refieran a mí, siento como si estuvieran hablando de otra persona.

Yo tengo un encargo del Presidente Piñera para cuatro años que implica desafíos monumentales y me parece imprudente que surja esto cuando recién va un año de gobierno. Además, cuando uno empieza a confundir sus objetivos, se equivoca en las decisiones, porque cambian las prioridades. Lo peor que me podría pasar es salirme de los objetivos y en eso soy bien alemana. Los tengo muy claros y a eso me dedico.

¿Y el Presidente Piñera no le comentó algo, aunque sea en broma?

No para nada (sonríe)… en serio. No ha sido tema.

Ahora, lo que me gusta del comentario es que va asociado a un sector, como es Transportes y Telecomunicaciones, que históricamente ha tenido la imagen de problemático. Que tenga la posibilidad de ser relacionado con una instancia positiva, capaz de ofrecer bienestar a las personas, eso me hace sentir muy bien.

Visibilidad

Entrando en terreno sobre este primer año a la cabeza del ministerio, reconoce que la mayor exposición pública es lo que más le ha costado.

“Podríamos decir que el trabajo del subsecretario es más puertas adentro y el de ministro es más puertas afuera. Antes hacía mucho más trabajo técnico y de gestión interna. Ahora, además, tengo un rol de difusión de las políticas de gobierno que exceden al borde sectorial y eso es un cambio bien importante y, dado que mi naturaleza es más privada, me ayuda mucho ser disciplinada y tomar la exposición pública como parte del trabajo”, explica Gloria Hutt. Al tiempo que complementa “Lo que sí hay cosas más domésticas que asumir, como tener que maquillarte muy temprano en las mañanas, porque puede salir un punto de prensa no contemplado”.

-En algunos de ellos le han hecho encerronas.

No tengo problemas en que haya personas que discrepen, pero cuando se transforma en insulto personal, se recurre a la descalificación, se siembran dudas sobre la probidad o difunde información de mi familia, estimo que se cruzan líneas que no corresponde.

Creo que la política es con llorar. No puedo aceptar la frase de que “es sin llorar y todo vale”. A mí no se me pasaría por la cabeza que, para lograr un objetivo, puedo descalificar públicamente a alguien.

Los gremios del transporte son rudos y no son muy tímidos para manifestar sus preocupaciones, pero yo los respeto mucho y ellos a mí.

Y hablando de gremios, algunos sectores han valorado que les permitan participar en comisiones, como la que evalúa la Ley del Transporte de Carga y el Registro Nacional del Transporte de Carga, pero sienten que se les invita a comer, pero no pueden tocar el plato.

“Respondiendo a la misma figura, podríamos decir que los temas están aún cocinándose. El restorán ha sido lento, eso es cierto, pero que esas temáticas están en el menú y reconocemos que hay que servir el plato luego”, enfatiza Gloria Hutt.

¿Qué relevancia le da a este tema?

Actualmente no existe en Chile una base de datos de transporte de carga que nos permita tener una matriz origen-destino. Hay estadísticas de puertos, pero queremos saber qué carga se mueve entre una región y otra, cada cuánto tiempo y cómo se lleva. Esa radiografía en Chile no existe, hay solo un pedazo.

El Registro Nacional del Transporte de Carga es una institución más allá de la ley misma. Permite recolectar información y tener una base para una planificación más moderna. Existe una desventaja para las empresas más pequeñas, respecto de las grandes, porque no pueden acceder a esos datos.

¿Qué pasa con la carencia de conductores?, porque las becas del Sence no funcionaron.

Ese programa tenía una cantidad importante de cupos de licencias profesionales (1.000) pero estuvo mal enfocado y tenía muchas restricciones. Estamos viendo con el Sence este tema.

También estamos en un proceso de reconocimiento bilateral de licencias profesionales, dada la contingencia de migrantes que podrían sumarse a la fuerza de trabajo. Estamos en conversaciones con Colombia y con Perú está casi lista la parte administrativa para aplicarlo.

Otro tema que preocupa es el tiempo que se pierde en la espera por escoltas policiales para cargas sobredimensionadas.

Tenemos claro que se pierde mucho tiempo esperando contar con una patrulla. En algunos casos, la carga no es tan grande y podría realizarse el viaje con una escolta privada que dé más agilidad al proceso y permita programar de mejor manera los traslados, manteniendo la seguridad en la carretera.

Podría decir que ese trámite también viene en el menú que estará listo pronto.

En el ámbito del transporte de pasajeros, los gremios han puesto el énfasis en que a nivel estatal se ha fomentado una política para terminales aéreos, pero no para buses.

Hay que hacer un desarrollo, sin duda. No sé si con recursos del Estado o que éste actúe, al menos, como facilitador que defina dónde ubicarlos. Idealmente cerca de los aeropuertos de manera que las personas que hacen viajes puedan llegar a un destino intermedio desde el terminal, sin pasar por las ciudades.

Pero una de las esencias de los buses interprovinciales es dejar a los pasajeros en el centro de las ciudades.

Sí, pero hay gente que va a destinos intermedios. Si quieres ir a Villarrica y llegas al aeropuerto, no necesitas pasar por Temuco. Deben ser complementarios.

Sí, es necesario que el Estado fomente ese desarrollo de más terminales y también hay un déficit en la conectividad con los aeropuertos y de éstos con las carreteras. También está en la lista de cosas por resolver.

Futuro eléctrico

La electromovilidad fue el estandarte del TranSantiago, pero ¿cómo hacemos la bajada al transporte de carga e interurbano?

Ese es un tema que no está resuelto, porque es difícil que se puedan comprometer incentivos tributarios masivamente para incorporar la electromovilidad.

Además, que es un tema más amplio. Hay que verlo como un ecosistema, donde están los vehículos; pero también involucra estructuras de carga pública y privada, que se está desarrollando a lo largo del país; y la capacitación de técnicos; son muchas las variables.

El 2012 vi un bus eléctrico en EE.UU. y pensé “qué lástima que nunca llegará a Chile”, porque costaba US$800.000. Y ahora vemos que los precios cada vez bajan más, y la mantención sale un 30% comparado con lo que cuesta hacerla a un vehículo diésel, porque tiene menos partes o hay menor desgaste.

Aún hay una brecha de costo, pero cada vez se hace más corta. Puede haber una combinación de medidas, como incentivar el uso de camiones en zonas urbanas que tienen más restricciones.

Es una conversación que estamos empezando a tener con la ministra Susana Jiménez, de Energía, y el ministro Felipe Larraín, de Hacienda, para justamente ver cómo incentivamos la electromovilidad. Pero el tema tributario tiene sus complejidades. No es algo descartable, pero estamos en las conversaciones preliminares.

Entrando en un balance de este primer año, ¿Con qué aspectos se siente satisfecha?

El hecho de darme cuenta que tengo una oportunidad inmejorable para instalar una visión  de país que el Presidente Piñera nos inspira. Pero, además, yo entré a la política activa a través de Evópoli y eso significa un compromiso con un tipo de sociedad que me importa que pueda instalarse bien en Chile, con una protección importante a los derechos de las personas para que puedan desarrollar sus proyectos de vida según su naturaleza y como prefieran; que los prejuicios no entorpezcan el proyecto de vida, y son varias cosas que van mucho más allá del transporte.

Ahora, en lo que atañe al ministerio, me gusta hablar cuando las cosas se hacen. Con los nuevos buses en el TranSantiago siento que, aunque sea un poquitito, logramos dar un mayor bienestar a las personas al mejorar los estándares de calidad.

¿Qué no alcanzó a abordar este primer año como hubiese querido?

Me hubiera gustado un avance más concreto en la mejora del transporte público en regiones, ahí tenemos que poner el foco fuertemente este año. Todo lo que pasó con la reformulación del TranSantiago nos tomó mucho tiempo.

También, si vamos al transporte de carga, creo que hay que mejorar la competitividad logística del país. Avanzar en la capacidad portuaria, pero hay factores difíciles de resolver, como las restricciones de espacio físico en el acceso a los puertos; también será uno de los focos de este año.

¿Y pensando en cuatro años de gestión?

Primero que todo, tengo claro que este es un ministerio complejo y hay un dicho que señala “un día estás dentro, al otro fuera”.

Tengo mucha conciencia de eso. Pero si logro estar los cuatro años, me iría tranquila si podemos sacar adelante el cambio de la calidad de transporte público en Chile, no solo en Santiago. Para que en todo el país las personas puedan saber a qué nos referimos cuando hablamos de un “nuevo estándar de transporte”.

Quedan miles de cosas. Me gustaría mejorar la utilización del subsidio del transporte público en regiones, la llamada Ley Espejo, donde muchos recursos son mal utilizados y podríamos ver una mejora real del transporte.

Modernizar la Ley de Puertos y hacer más atractiva la inversión privada.

Si pudiéramos consolidar alguno de los proyecto ferroviarios.

Fiscalizar mejor los servicios de zonas aisladas y asegurar que las poblaciones más alejadas realmente reciban el servicio que el Estado está pagando, cosa que muchas veces no ocurre.

En telecomunicaciones, disminuir la brecha digital, que más gente tenga internet en sus casas. Duplicar las zonas Wifi y los kilómetros de fibra óptica. También dejar licitadas las redes 5G, porque abriría una puerta para una nueva era de las telecomunicaciones y sería una huella importante.

Y si pudiéramos tener el Registro Nacional del Transporte de Carga también me gustaría mucho.

Cerraría la puerta de mi oficina y, con satisfacción, diría “la hice”.

Familia unida

Parte temprano, se va tarde y casi todos los fines de semana participa en alguna actividad. “Pero cuando llego mi casa siento que entro en un refugio y es otro mundo. Entro a un ambiente que me da una satisfacción muy especial. Aunque muchas veces llego agotada y, como están todos acostados, me dicen que me caliente la comida yo sola, no más”, comenta riendo.

Volara esa “naturalidad” de su hogar, porque siente que su trabajo no ha cambiado la forma de ser de su familia, aunque agradece el apoyo permanente de sus hijos y su esposo. “Sin ellos no podría hacer este trabajo. Además que no me ponen problemas. Siento que cuando llego no tengo que dar explicaciones y eso tiene un valor tremendo”, agrega.

No le queda tiempo para su pasión por la astronomía y la visión práctica llevó a que cerrara su tienda de vestuario. “Pero mantuve una pieza donde todas las noches mantengo mi rutina de hacer manualidades y leer mis libros de costura”.