Vistió la celeste de O’Higgins en una época dorada del equipo rancagüino, pero el mismo fútbol lo llevó al mundo del transporte, donde decidió quedarse, tras comprar su primer camión Mercedes Benz hace casi 40 años. Hoy más de la mitad de su flota tiene la “estrella” en el frontal.

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“Soy un eterno agradecido de la confianza que me ha dado don Gonzalo Vial y su familia para crecer con mi empresa”.

Al entrar a su oficina de inmediato llama la atención una enorme foto en blanco y negro de O”Higgins de Rancagua. Es de 1978 y junto a Nelson Acosta, Juvenal Vargas y el “negro” Valenzuela, se ve en un rincón a Rafael Riquelme.
“Yo jugada de cinco. Incluso cuando llegó Luis Santibáñez a hacerse cargo y trajo a todas las estrellas, fui uno de los pocos de la zona que se mantuvo como titular”, recuerda este empresario.
Y no es un tema menor, porque el fútbol ha sido el hilo conductor de los hitos más relevantes de su vida.
Criado en el campo, en la zona de Coltauco, trabajó en lo que pillara durante su niñez. Desde temporero a vendedor de helados, mientras no estuviera chuteando la pelota.
Lo vieron jugando por el colegio y lo invitaron a sumarse al “Capo de Provincia”, donde rápidamente llegó al primer equipo.
“En esa época también se jugaban los campeonatos de verano en la zona y me llevaron de ´galleta´ para jugar por el equipo de Agrosuper. Ahí mi contacto me dijo ´¿por qué no te compras un camión y lo pones a trabajar acá? Y así partí. Y estoy hablando de cuando la empresa era chica y tenía como siete camiones trabajando y sacaban como 20.000 pollos. Ahora son más 800.000”, enfatiza Rafael Riquelme.
Su primer camión fue un Mercedes Benz L911 que había traído una escuela agrícola desde Alemania y que compró usado. Según él, solo habían tres iguales en Chile.
Así comenzó el vínculo con la marca, que posteriormente se afianzó con una estrecha relación comercial con Kaufmann. Hoy con una flota de 130 tractos, casi la mitad son Mercedes Benz.

Este empresario ha ido incorporando tecnologías en seguridad activa en los tractos y control de flota para garantizar que el flujo de carga no se vea interrumpido.


“Hace poco compramos unos Actros y luego vamos a invertir en otros más, porque son camiones muy buenos y también el precio resulta muy atractivo. Además, tenemos una relación de muchos años y ellos entienden lo que necesito para poder estar siempre operativo, tanto en la calidad de los vehículos como en la respuesta de post venta”, agrega este transportista.
Y no es menor la exigencia, ya que trabaja en exclusiva para Agrosuper, llevando pollos y cerdos vivos a las plantas faenadoras y alimentos a los criaderos que están en la zona costera.
Sabe que ese respaldo de la empresa no es gratuito, sino que se ha ido cimentando gracias a la responsabilidad que ha demostrado desde que partió con su primer camión y, si bien, sus rutas son acotadas, con un máximo de 270 kilómetros la vuelta, tiene claro que todo debe funcionar como reloj suizo, porque un quiebre en la cadena, es algo que no puede suceder o debe existir un plan de contingencia para solucionarlo a la brevedad.
“Lo fundamental es que los años de experiencia me han enseñado qué detalles ver y comprender la señales que puedan implicar un problema. Si recién dejé de conducir cuando tuve mi décimo camión. Así que sé las dificultades de cada ruta y cómo debe operar todo. Y, por otro lado, soy un eterno agradecido de la confianza que me ha dado don Gonzalo Vial y su familia para crecer con mi empresa. Hoy en día también tengo la tranquilidad de contar con el apoyo de mi mujer, Patricia Bastías, quien es mi pilar y compañera, tratando de pasar el resto de vida que nos queda en armonía junto a la familia”, resalta.
En este momento tiene dividido su negocio en cinco empresas, entre transportes y mantenimiento, que operan desde sus instalaciones en Doñihue.

Rafael Riquelme cuando jugaba en O’Higgins. Último a la derecha, en la fila de abajo, aparece junto a Nelson Acosta, Juvenal Vargas, René Valenzuela y otros jugadores de esta época dorada del equipo rancagüino.

“Esta es una empresa familiar, porque conmigo trabajan mis hermanos y de a poco se han ido incorporando sobrinos. Aquí el ambiente de trabajo es de una familia, pero también todos saben que las cosas no se mezclan y hay que hacer la pega”, enfatiza Rafael Riquelme.
Eso lo traslada a su relación con sus conductores. Le molesta, eso sí, la falta de “camiseteo” de las nuevas generaciones. “Yo les digo que tienen que tener compromiso con lo que hacen y cuidar la pega. Yo no me gané el Loto, partí desde abajo y entiendo las necesidades de mi gente y los aconsejo. Aquí a todo el personal se le apoya cuando tiene alguna necesidad”, apunta.
Antes de despedirnos, nos cuenta que todavía se junta con algunos de los jugadores con los que vistió la celeste de O”Higgins hace más de 40 años, y, al mismo tiempo, reconoce que al momento de elegir entre el fútbol o focalizarse en su emprendimiento como transportista, fue un acierto quedarse con el volante por sobre la pelota.