Los gremios de este sector están enfocados en enfrentar de la mejor manera la complejidad de una menor demanda de viajes y la incertidumbre de los próximos meses. Para ello preparan una fuerte agenda de trabajo para los próximos meses.

Claramente el país en su conjunto ha sentido el impacto de las movilizaciones sociales que se registraron a partir de octubre pasado. No obstante, un sector particularmente afectado ha sido el del transporte interurbano.
Esto desde varias aristas. En el momento más álgido de las protestas ciudadanas, surgieron grupos violentistas que quemaron buses en distintos puntos del país. A eso se sumó la incertidumbre por la seguridad en caminos y carreteras, donde las protestas en las zonas cercanas a los peajes iban acompañadas de barricadas y apedreo de vehículos. Se dio la paradoja que viajes a Antofagasta tomaron hasta 56 horas, más del doble de lo habitual, con los riesgos y costos asociados a esto. Y aquí surge un tema no menor, la brusca caída de la demanda, que llevó a una disminución cercana al 60% de las salidas durante los últimos meses del 2019 y, que en el caso de los servicios de traslado turísticos, incluso llegó al 80%.
Si bien ha existido un pequeño repunte durante la época estival, el movimiento de buses en las carreteras sigue muy por debajo de un año normal y el escenario continúa bajo un futuro incierto.

“Las movilizaciones no pillaron en un momento donde nuestros asociados estaban enfocados en un proceso de modernización de sus operaciones y equipamiento con miras a competir de mejor manera con los vuelos ‘low cost’. Además, estábamos trabajando en una agenda que implicaba generar una clara figura legal del tipo de empresa que debe prestar servicios de transporte, el enfoque de los procesos de revisión técnica y la capacitación y control del personal. Todos estos temas siguen vigentes, pero la caída de la demanda nos ha ocupado mucho tiempo”, explica Marcos Carter, presidente de Fenabus.
Como aspecto positivo, el dirigente reconoce que la tensión social ayudó en alguna medida a que las autoridades estuviesen más receptivas a sus requerimientos. Más cuando fueron un fuerte apoyo para suplir la demanda que dejó de cubrir el metro en octubre.
En la ABI también acusan el impacto de las movilizaciones en las operaciones de sus asociados. No obstante, están abordando el tema con varias estrategias.
“Esta contingencia no es comparable con ninguna que hayamos vivido en las últimas décadas, teniendo un gran impacto en las empresas, bordeando entre un 30 a un 80% en algunos casos, como fue en el Turismo, dada la suspensión de importantes eventos internacionales a la que estas empresas prestarían servicios. Si sumamos los cortes en las rutas, toques de queda en las ciudades, que obligaron a una planificación de emergencia de recorridos y la complejidad de movimiento para las tripulaciones y administrativos, se han vivido momentos muy complejos para buscar la seguridad de colaboradores y pasajeros como primera preocupación y ocupación”, detalla Carolina Navarrete, gerente general de la gremial.

Lo que viene
Para el presidente de Fenabus, los próximos meses serán de gran movimiento y una buena instancia para generar cambios. Desde ya anticipa que en las próximas semanas presentarán una agenda de trabajo en el marco de la Multigremial que están conformando con la CNTC, ChileTransporte y Agetich. Pero Marcos Carter va más allá.
“A este ritmo, las empresas tendrán serios problemas de caja, porque es durante el verano cuando producen para cubrir la época de baja demanda y no ha mejorado el tema. Y si hablamos de subsidio, claramente las autoridades ni nos van a tomar en cuenta. En ese sentido, nos sentimos discriminados y que no se mide a todos con la misma vara. Nuestros buses tienen cuatro años de antigüedad y ve cómo siguen postergando el retiro de las máquinas del TranSantiago que son una basura. Se sigue sin fiscalizar a los piratas que operan frente a las narices de las autoridades y éstas no hacen nada al respecto. Pero anda a ver los shows mediáticos que arman en los terminales para la televisión”, enfatiza.
Sin embargo, el histórico dirigente comenta que sus asociados están acostumbrados a lidiar con las dificultades y están trabajando más unidos que nunca para enfrentar estas adversidades.
De una visión similar son en la ABI, donde su gerente general apela al profesionalismo de las empresas.
“Nuestro rol social es conectar Chile y trasladar a millones de pasajeros día a día con seguridad, horarios definidos, y los mejores servicios a bordo para que la experiencia de viaje sea la mejor. Para ello, continuamos en mesas de trabajo con los distintos actores y autoridades que correspondan, para aportar al traslado y también por el resguardo de tripulaciones y buses.
Esto debemos enfrentarlo con cohesión de la industria, con aportes, con trabajo de nuestra parte. Las autoridades deben proveernos de los elementos que permitan que nuestro rol se cumpla, ya que transitamos más de 1,5 millones de kilómetros diarios y movilizamos millones de personas durante el año”.