Terrapuerto Atacama es una obra de infraestructura, estratégicamente ubicada en el acceso sur de Copiapó, sector “El Polvorín”, que no genera gasto alguno para el Estado ni para la Municipalidad de Copiapó y, sin embargo, no ha obtenido la necesaria ayuda de los estamentos públicos para sacarla adelante, salvo contadas excepciones, lo que ha generado y sigue generando enormes pérdidas económicas que aún no han sido calculadas ni contabilizadas para el concesionario. La próxima semana es clave para el proyecto.

Se trata de un edificio de 7.200 m2 de construcción, con de 1.000 m2 de zona de espera implementada con más de 240 butacas, 32 boleterías, 19 andenes para buses y patio de maniobra de 10 mil m2, además de estacionamiento subterráneo para 110 vehículos. Estas son sólo algunas de las características del llamado a ser el Terrapuerto más grande de la región de Atacama, y con los mejores estándares de todo Chile y cuya operación significa la generación de más de un centenar de empleos directos, además de ofrecer seguridad a los pasajeros y las empresas de buses, pero… su apertura y operación está entrampada sólo en un trámite administrativo de la Dirección de Obras Municipales (DOM) de Copiapó.

Claudio Atal, gerente general y propietario del Terrapuerto Copiapó, detalla: “El ministerio de Bienes Nacionales, en una visita de inspección que hizo en diciembre del año 2020, pudo verificar que las obras estaban terminadas en un 98% y que la construcción que se había hecho excedía con creces lo requerido para cumplir con la concesión (seis veces más de lo exigido). Desde esa fecha, empezamos a solicitar a los diferentes estamentos públicos los certificados de dotación necesarios para poder obtener la recepción final de obras; presentamos la carpeta al DOM en julio de 2021 y, a la fecha, no tenemos respuesta alguna. Las veces que se pronunció respecto del proyecto fue para hacer observaciones fuera de norma y que exceden sus atribuciones; prueba de ello son las tres apelaciones a su superior jerárquico que tuvimos que hacer para levantar dichas observaciones; las mismas veces, a juicio de Minvu, tuvimos la razón. Esto entorpeció el término de la obra en seis meses y seguimos sin tener respuesta alguna de los antecedentes presentados”.

Para el seremi del ministerio de Vivienda y Urbanismo de Atacama, MINVU, Pedro Ríos, “el gran aporte de este proyecto es generar un ordenamiento urbano. Hoy existe una aglomeración de micro terminales en un sector emblemático del casco urbano histórico de Copiapó, donde, una vez que se implemente el Terrapuerto permitirá regenerar espacios urbanos de alto impacto para la comunidad donde hay terrenos de Bienes Nacionales y particulares. Así podríamos, por ejemplo, continuar con la recuperación del Parque Kaukari MINVU. Los terminales deberían salir de esa zona e incluso se podrían generar proyectos urbanos habitacionales que mejoren el entorno y lo potencien”.

Para la autoridad regional “la obra está físicamente terminada, tuvo una serie de inconvenientes que fueron detectados en la tercera fase de construcción y que derivaron en retraso, como, por ejemplo, la factibilidad sanitaria, que obligó a modificar proyectos; también el MOP debió ajustar proyectos de acceso vial para generar accesibilidad de gestión de tránsito coherente”. Respecto al proceso de recepción que involucra a una serie de servicios públicos con competencia en el tema,  han surgido trámites que necesitan cumplirse y eso ha generado ciertos retrasos, donde “como ministerio hemos trabajado coordinadamente con el Transportes, la Dirección de Obras y la empresa sanitaria, para agilizar los trámites y concluir con el proyecto en el más corto plazo” afirma.

Historia de dificultades.

En virtud del Decreto Exento N°184 del 17 de febrero de 2014 se adjudicó la concesión de uso oneroso del inmueble fiscal a la Sociedad Construcciones y Aplicaciones Contractal Limitada, que quedó inscrito ante el notario público Luis Ignacio Maquehual el 7 de agosto. El 9 de septiembre de 2014 en el Decreto Exento N°788 se aprueba este contrato.

Pero recién con fecha 2 de marzo de 2018 (D.E. N°79) se autoriza la primera prórroga, que fue fundamental. La razón para solicitarla se debió a los aluviones en la zona del año 2015 y 2016, que obligaron a decretar toda la región como zona de catástrofe, lo que impedía iniciar construcción alguna, a pesar que el decreto era de 2014.

“Con la prórroga pudimos empezar a trabajar en el proyecto, ya que, si no se autorizaba, se caía. Esto se autorizó justo antes del término del período de gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet; el permiso de obra lo obtuvimos en julio de 2018 y pudimos por ende empezar a construir (el plazo del contrato dice tres años)”, explica Claudio Atal.

Ese fue sólo el inicio de un largo camino antes de poder concretar lo que hoy es la obra de infraestructura para el transporte de pasajeros más importante de la región. “Nos encontramos con sorpresas no contempladas, entre otras que el sector no tenia factibilidad de agua potable y alcantarillado, por lo que tuvimos que iniciar los estudios de ampliación del área operacional, que sólo tuvo respuesta en septiembre de 2019. El costo fue de $360 millones. Si a eso le suma la cantidad de $250 millones que tuvimos que pagar al Ejército por liberar las instalaciones, ya suman $600 millones, mientras que el contrato de concesión establece un gasto de 45 mil UF para ser cumplido”.

Las exigencias de implementación de caleteras, ciclovías, semáforos, veredas, iluminación y señalizaciones por parte del Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano, EISTU, se tradujo en un costo de casi 800 millones más. “Nosotros sin construir ni un metro cuadrado de Terrapuerto ya excedimos con creces lo solicitado en el contrato se concesión”, explica el gerente general del proyecto.

La máxima autoridad regional de Transportes, el Seremi Vittorio Ghiglino, reconoce la relevancia de la obra, “El nuevo terminal de buses permitirá cumplir un objetivo largamente esperado por los habitantes de Copiapó. No solo es una pieza clave para ordenar los flujos viales del centro de la capital regional, sino también concentra en un edificio toda la oferta de buses que conectan Copiapó con distintas zonas de Atacama y el resto del país”.

La autoridad enfatiza que “Copiapó tendrá el terminal de buses más moderno de Chile. Estará equipado con espacios para 19 andenes y contará con distintos servicios que permitirán brindar una experiencia de viaje más cómoda y segura a los pasajeros”. Su gestión ha sido muy relevante porque ha ayudado a desentrampar algunos temas: “El proyecto está a la espera de permisos administrativos finales para permitir su funcionamiento. Ya hemos logrado resolver diversos desafíos, como la regularización del terreno donde está emplazado, la factibilidad técnica de agua y electricidad, entre otros. Resta aún obtener su recepción para comenzar a operar antes de la temporada alta de verano”.

“Queremos trabajar con el municipio en una puesta en marcha gradual, mediante una recepción provisoria, para que los usuarios vayan conociendo esta infraestructura, la usen y podamos ir haciendo los ajustes necesarios de su operación hasta la puesta en marcha definitiva”, resume el Seremi.

Por su parte y en diferentes declaraciones a medios de la región, el alcalde de Copiapó Marcos López ha señalado su estricto compromiso con el proyecto dado que al municipio le corresponde, según sus palabras: “velar por la calidad de vida todos sus habitantes y entre eso está la congestión de tránsito, dado que, cuando los buses dejen de entrar en la ciudad y lleguen a este terminal, vamos a poder hacer propuestas de mejoramiento de toda la circulación y vialidad en el sector más complejo que va desde la Avenida Copayapu, Atacama y hasta O’Higgins”.

Operadores del transporte.

Paralelamente, los operadores de las empresas de transporte de pasajeros interurbanos, esperan atentos el inicio de las nuevas instalaciones, conscientes del período estival que se avecina.

Una de las primeras empresas en hacer pruebas de operación en el futuro terminal fue Nueva Andimar con el objeto de analizar la estrategia de sus servicios, «es un terminal que esperamos con ansias, para mejorar la conectividad de la región; desconocemos el motivo de los retrasos en su apertura ya que posee una infraestructura de las mejores de Sudamérica. Sin duda, su pronta inauguración beneficiará a todos los copiapinos en esta temporada estival», indica Ariel Devaud, gerente general de la compañía de transporte interurbano.

Para Vinko Cikutovic, gerente general de CIKBUS Elité, la operación de este nuevo mega proyecto es muy estratégica, no solo por la ubicación, «sino por toda la infraestructura y las mitigaciones realizadas para poder acceder adecuadamente a este recinto, donde sabemos que los pasajeros y tripulaciones van a moverse más tranquilamente y de forma segura».

Por su parte, Alejandro Rubina, gerente de zona norte de Pullman Bus, señala que “este terminal es una buena instancia de ayuda y aporte a toda la comunidad. Es una construcción visionaria y,  como empresa líder, queremos estar ahí. La espera ha sido ansiosa, pero tenemos la garantía de tener nuestro terminal vigente en el centro, aunque creemos que estas instalaciones valoran aún más el servicio del transporte interurbano, donde todas las empresas de la zona ya tienen sus oficinas listas para trabajar”.

En coincidencia con las opiniones, Gaspar Cikutovic, gerente general de PLUSSCHILE enfatiza: «nuestra compañía está ansiosa por esta apertura, dado que permitirá ofrecer mejores instalaciones a los usuarios con el objeto de que los pasajeros, y también las tripulaciones, puedan disfrutar de espacios amplios y acogedores para la operación”.

Este proyecto transversal también permitirá que los taxistas puedan ampliar sus servicios de acercamiento hasta el terminal, entregando un servicio eficiente y seguro a los usuarios. Según Juan Castillo, presidente de la Federación Regional de Taxis Colectivos de Copiapó, “es uno de los mejores terminales del norte de Chile, una importante inversión de privados en Atacama que va a mejorar los accesos y flujos a la región”, señala luego de visitar el Terrapuerto para conocer la factibilidad de accesos.

“Estamos ansiosos de que este terminal abra pronto para que se descongestione el centro de Copiapó donde hay permanentes atochamientos debido al alto movimiento de buses en el casco histórico”, indicó.

Burocracia, la piedra de tope.

Para Claudio Atal la piedra de tope está en la burocracia de algunos estamentos públicos de la región, salvo excepciones como el seremi de Transporte, Vittorio Ghiglino; el seremi de Minvu, Pedro Ríos; y el alcalde Marcos López, quienes reconocen todos los esfuerzos que se han realizado como inversionista privado para llevar adelante este proyecto tan anhelado por toda la comunidad.

“A pesar del estallido social y pandemia de por medio, no hemos aceptado bajar los brazos, como sí ha sucedido y es de público conocimiento, con obras que paga el Estado de Chile y que han quedado botadas por quiebra de las constructoras elegidas y financiadas por el erario público”, puntualiza el empresario.

Consultada al respecto la administradora municipal y alcaldesa (s) de Copiapó, Eva Rojas, señaló que “técnicamente el proyecto, en su etapa de ejecución sufrió modificaciones conforme al permiso otorgado, para lo cual la normativa existente establece que dichas modificaciones deben ser aprobadas por la Dirección de Obras Municipales, previo al proceso de recepción definitiva de la obra. En el proceso de revisión de la solicitud de modificación de proyecto, la DOM ha emitido un acta de observaciones y un reitero de las mismas observaciones, por no haber sido atendidas convenientemente por el arquitecto proyectista. Actualmente, dicha tramitación de modificación se encuentra en la emisión del segundo reitero de observaciones”.

Indicó que “a modo de darle celeridad al proceso, la DOM revisará los antecedentes de recepción definitiva, paralelamente a la actual tramitación de la modificación de proyecto de edificación, programando la visita de recepción de obra para la próxima semana en coordinación con el arquitecto”.

Finalmente señaló que “existen medidas de mitigación, establecidas por el EISTU, las cuales aún se encuentran en etapa de ejecución, como son la semaforización, iluminación y seguridad, las cuales deben estar tramitadas y aprobadas por los organismos respectivos, previo a la recepción que otorgue esta Dirección de Obras Municipales”.

Atal aclara que estas medidas de mitigación ya fueron observadas y que el Minvu las subsanó, por lo tanto, lo que se requiere es voluntad para avanzar.

 

Fuente: Diario El Chañarchillo Copiapó/ Reportajes