Un estudio titulado “Cuantificación integral del costo total de propiedad para vehículos de diferentes tamaños y sistemas de propulsión”, responde la pregunta clave: ¿Un vehículo eléctrico es más económico que uno de combustión? El documento elaborado por la Oficina de Información Científica y Técnica del Departamento de Energía de Estados Unidos, tiene la finalidad de comparar el costo total, entre compra y mantenimiento, entre ellos responde que la nueva tecnología gana por lejos.

A simple vista, puede parecer bastante lógico, ya que directamente un automóvil convencional tiene alrededor de 30.000 piezas y uno eléctrico casi un 60% menos, lo que se traduce en menos partes móviles en su mecánica. En pocas palabras, un eléctrico posee una mecánica mucho más simple. Esto debe redundar directamente en un mantenimiento final más económico, ya que a menos piezas con posibilidad de rotura o degradación, menos gastos serán asimilados por su propietario.

Cristián Osorio, Jefe de EMASA Mobility Hub, explica: “En un auto convencional, se hacen los mantenimientos cada cierta cantidad de kilometraje porque el motor, al ser de combustión, genera roce y las piezas se van desgastando. En un vehículo eléctrico siguen siendo los mismos mantenimientos a nivel periférico como limpiaparabrisas, tren delantero, la batería de 12 voltios, alineación, balanceo, entre otros. Pero la gran diferencia que se genera es que los eléctricos tienen frenos regenerativos que, a medida que el vehículo va frenando genera energía al vehículo, y disminuye el roce del sistema de frenos: discos, pastilla, etcétera”. El profesional añade que la mantención más imperativa es comprobar el aislamiento correcto de todas las conexiones eléctricas, especialmente las de alto voltaje que, en general, se identifican porque al abrir el capó están de color naranjo.

“Eso es súper importante porque, por el calor que se pueda generar, la sal de la playa, o cualquier cosa que pueda afectar el tema de la aislación, se genera un gran riesgo ya que estos vehículos funcionan por sobre los 400 voltios”, enfatiza Cristián Osorio.

El Jefe de EMASA Mobility Hub señala que los autos convencionales tienen mantenciones cada ciertos períodos de tiempo y kilómetros, mientras que en los eléctricos la frecuencia de esa revisión la determina el fabricante; “no hay un parangón general; eso funciona de acuerdo a la cartola de mantenimiento que cada uno de los fabricantes tiene”.

Cuando se pregunta a Osorio, en términos de costos, qué debiese ser más caro: ¿sumar las mantenciones periódicas de un auto a combustión o las del eléctrico? el profesional explica: “A la larga, el eléctrico siempre va a ser más ventajoso por los intervalos de mantenimiento que hay que hacer; esto independiente de que las piezas también pueden fallar pero, en general, si lo vemos sumando y restando, a la larga siempre va a ser más conveniente tener un auto eléctrico. Siempre, en el entendido de que hablamos de generación de potencia porque en lo general hay que hacer los mismos mantenimientos en generación, suspensión, balanceo, amortiguación, aire acondicionado, lo periférico… la gran diferencia que estamos viendo es el motor, lo demás es casi igual”.

 

Ahorro a largo plazo

El estudio “Cuantificación integral del costo total de propiedad para vehículos de diferentes tamaños y sistemas de propulsión”, considera todos los gastos que implica adquirir un vehículo nuevo a día de hoy. La conclusión es que, a lo largo de toda su vida útil, un auto eléctrico puede costar hasta un 40% menos que uno de combustión

En el contexto actual de mercado, los vehículos eléctricos resultan más costosos de adquirir que un vehículo de combustión, sin embargo este gasto extra se irá subsanando en favor del cero emisiones al poco tiempo de ser adquiridos. Esta equiparación económica a medio plazo viene protagonizada por el precio del combustible, ya que el precio por kilómetro tiende a ser mayor en un automóvil de gasolina que en uno movido íntegramente por electricidad.

La cantidad de autos eléctricos se está masificando, y las marcas se están convirtiendo a esta tecnología. “La Comisión Europea fija para 2035 el fin de la venta de vehículos a combustión. Por lo que se espera que la diferencia en el precio de compra desaparecerá en los próximos años”, asegura Cristián Osorio.

Lo que empuja la electromovilidad es que resuelve sus falencias progresivamente: “Cada vez más, los vehículos tienen más autonomía; ahora están cercanos a los 800 kilómetros y se acercan a los autos a combustión. El sistema eléctrico, si bien es un costo inicial alto con respecto a un auto convencional, puede ser de 30 millones versus 25 con las mismas características, pero genera mucha más rentabilidad a largo plazo”, resalta el ejecutivo de EMASA.

En términos de la depreciación propia de cada mecánica, donde el vehículo de gasolina es el mayor perjudicado por esta estadística, el auto eléctrico sale bastante indemne y mantiene su valor prácticamente inamovible desde el momento en que sale del concesionario hasta que realiza sus primeros 10.000 kilómetros.

En la suma y resta, comparando las mantenciones de los dos tipos de vehículos, la verdad es que los eléctricos salen cada vez más airosos, aportando no sólo beneficios económicos sino también de sustentabilidad por sus mínimas emisiones y también un menor recambio de piezas que puedan necesitar reciclaje.